24 noviembre 2010

eÑe: una historia de superación personal

De regreso de la Argentina, mi pago del alma, no sirvió de mucho mi mochila.

VUELVA USTED MAÑANA
Después de recorrer parte de su geografía, mostrando el arte de los títeres, volví a España con la ilusión de continuar mi camino en la tierra donde nací. Todavía debe reposar mi curriculum en muchos escritorios con el rótulo "Vuelva usted mañana"....

No importaba que hubiera subido a la precordillera de los Andes, con mi retablo de marionetas, para llevar el espectáculo a los niños que todavía iban en su burrito a la escuela. Venían de los pueblos más alejados para reunirse en torno al teatro móvil de títeres de La Pericana, San Juan, para escuchar las historias de la rana chicha y su mensaje para cuidar el planeta.

HOY ME PUEDO LEVANTAR
Tras mucho andar (y mucho traspiés) tuve que dedicarme a tareas más rentables, como el diseño de páginas web o recoger tomates en los invernaderos de Mazarrón. El puro mercado de la oferta y la demanda.

La última vez que me caí fué cerca del Mediterráneo, a mediados del año pasado. Cerca de la casa grande. Tal es así que cuando ya no me importaba nada apareció Mahatmaría, lo más parecido a un ángel, que introdujo su poderoso brazo hasta el fondo y me jaló hacia la superficie, introduciendo sus dedos en mi naríz.

Sólo recuerdo que me empujaba delicadamente con palabras cariñosas y yo le decía, llorando: "no entiendo nada, pero haré todo lo que me digas". A partir de ese momento y durante los siguientes tres meses, acudió a la casa grande todos los días después de su larga jornada de trabajo, para aplicarme un tratamiento mágico que inventó para mi. 
Cómo médico en Medicina Tradicional China, estudió un complejo sistema en el que combinaba la acupuntura y las hierbas curativas..... no estaba enfermo, tenía que devolverme la fe en mi.

El resultado fué fulgurante. Hacia las navidades ya podía flotar con los brazos abiertos y la panza al sol. Había recuperado toda mi energía personal, gracias a todas las personas que me quieren.

Recordé las sabias palabras de Juan Azarías: "Es más facil crear un mundo que arreglarlo". No había tiempo que perder y enseguida decidí dejar de arreglar el mundo: debía crear uno nuevo. 

A partir de ese momento la consigna fué muy clara, del circo de la vida me interesan solo las ideas más prodigiosas.

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